Leí Heidi mucho después de conocer a la Heidi del dúo Miyazaki-Takahata.
Notable lo que hicieron estos dos artistas, tomando la obra de Johanna Spyri y apropiándosela al punto de volverla una obra de autor, y al mismo tiempo respetuosa (tanto) de la original.
Alejandro Palermo me propuso ilustrar el libro, versionado esta vez por Nicolás Schuff, y acepté encantado y feliz. Sabiendo que era vérmelas con un icono de mi niñez.
Pocas veces una obra logró transmitirme de manera tan lograda e intensa esa extraña felicidad de tener lo básico (un techo una noche de tormenta, un trozo de queso y un poco de pan, un abrazo con olor a tela calentada por el sol). Como esa tristeza pesada, ese atragantarse con una piedra, que es extrañar.
Aquí algunas de las ilustraciones. Con un color anaranjado y feliz, que en el libro (doblemente feliz) es anaranjado fluorescente.
Un abrazo,
buen fin de semana.
FER