Ya es bastante fatigoso ver que el mito del elegido (en clave cristiana) sigue siendo el centro de mucha de la fantasía y ciencia-ficción que se produce, encima vemos una falta de respeto por la muerte apabullante.
Hoy en concreto me refiero a J.K.Rowling y su Harry Potter.
Al punto entonces.
En un mail teñido por la más roja de las indignaciones, la sensible señorita J me lista la cantidad de muertes en las novelas del niño mago Potter.
Cito (lo más sustancial):
‘Ayer me enteré de algo terrible: J.K. Rowling no solo mató al pobre Cedric (hay que tener estómago para matar a un pibe), a Sirius Black (después de una vida espantosa, el pobre se muere sin un minuto de felicidad!!), y a Dumbledore (que es lo de menos por que es un viejo y tuvo una buena vida), también mata a Lupin y a uno de los gemelos Weasley!!! ¿¿¿Podés creer la crueldad de esta mina???!!! Se debe creer que los personajes son como cartoncitos con los que uno puede hacer lo que quiera! No tiene ningún respeto por sus personajes, y no tiene reparos en torturarlos para lograr un poquito de impacto dramático. Realmente piensa que esa historia que está contando vale tanto como para masacrar todos esos personajes y hacerle pasar un momento de mierda a sus lectores (chicos)?? No aprendió nada de Tolkien?’
En el libro que registra su conversación con Francois Truffaut, Alfred Hitchcok dice que ‘es imperdonable matar a un chico.’ En una obra de ficción. Frase un poco extrema, pero que demuestra que con algunas cosas hay que ser al menos cuidadoso.
Stephen King en uno de sus ensayos sobre el arte de la escritura, On Writing, dice que hay que ser muy cauto cuando se mata a un personaje.
Esto no significa, claro está, que uno no pueda matar personajes, el tema es como y para qué. (Excluyo obviamente los tonos farsescos y las alegorías.)
Lo molesto es estar ante la construcción de carne de cañón. Un chico que es lindo, querido y admirado por todos, conoce a una chica, se hace amigo de Harry y hasta lo ayuda en medio de una competencia que los enfrenta porque es muy honorable y ¡PUM! lo matan. El tío de Harry tras estar toda su vida en una cárcel donde se tortura a la gente por un crimen que no cometió es asesinado, momentos después de revelarse como bueno y decirle a su sobrino que ya no está solo en el mundo, que lo tiene a él como familia. Eso, los personajes no mueren por cosas que pasan en la historia (como en Sebastopol, La insignia roja del valor, o Crisis en tierras infinitas, y vaya que muere gente ahí.) Son creados para morir. Ni siquiera para que avance la historia, que podría avanzar igual, sino para lograr eso, impacto dramático.
Desde lo más excelso de la literatura fantástica y de aventuras (Tolkien, Moorcock, Herbert, Leiber) a lo más pulpero y masivo (Ann Rice, Edgar Rice Burroughs) hay muertes, sí, pero con sentido, con cuidado y respeto (al menos más cuidado y respeto que el que demuestra la señora Rowling.)
Leí los primeros cinco libros de Harry Potter y me parecieron bastante buenos. (Aunque el tema de esas muertes, que comienzan en el tres y van en escalada me inquietaba.Y me entusiasmó la posibilidad de dibujarlo para un libro sobre Harry Potter que se editó en Francia. Pese a que el mito y la idea del elegido (salvo que sea algo brillante como Duna) no suele interesarme y hasta me molesta un poco. Me gustaban los personajes y el clima de los libros, (Además de que me resultaron un soplo de aire, no sé si fresco, pero aire en sí, entre tanta literatura basura escrita en un fin de semana que se destina al público infantil y juvenil.)
Tolkien se enojó muchísimo con C.S. Lewis cuando éste definió a los cuentos de hadas como ‘bellas mentiras.’ Porque NO son mentiras.
Cuando Grant Morrison escribía Invisibles hizo sufrir un accidente a uno de sus personajes, y el mismo Morrison sintió dolores en su propio cuerpo (anécdota extrema que molestará a los más pragmáticos, ya sé).
Es cierto que, como dice Moebius, ‘es inaceptable decirle a un artista lo que tiene que hacer’. Cada uno hace lo que quiere y puede. Es libre de hacer lo que le plazca; como libre es uno de criticarlos.
Igual solo quiero decir una cosa.
Cuidemos a nuestros personajes. Son una parte nuestra. Y son eso, los seres que habitan nuestras ficciones, nada menos.
No son piezas de una maquinaria.
Al menos no para un escritor honesto y comprometido con su obra.
Si queremos lograr impacto, horror, o angustia en el lector, trabajemos para construir eso. Claro que es más difícil que matar a diestro y siniestro.
Abrazo.
FER calvi.