Bubbles en cartel!

Como una de las actividades del festival 'Viñetas Sueltas' fui invitado, junto a otros 15 colegas a intervenir-ilustrar un cartel publicitario, de esos verdes tan típicos de buenos aires. La cita, con el cartel en blanco, fue el lunes 25 de mayo. Ese día, a las tres de la tarde me paré frente al cartel sin un plan previo...

El vértigo de la hoja en blanco, aquí multiplicado por mil.

Primero hice un boceto rápido. Usando a mi personaje Bubbles y una idea que, sin ser brillante me resultó graciosa, a propósito del nombre del festival.
Como íbamos a ilustrar un cartel en la calle me gustaba la idea de trabajarlo influido por la señalética urbana. Por eso me compré colores flúo (además los adoro).
Sobre el boceto, empecé con las manchas de color.

Y más manchas de color.

Después de eso, llegó la linea. Con un pincel grueso y chato y acrílico para exteriores. Tratando de mantener el trazo suelto y sucio, un poco tembloroso, que suelen tener mis dibujos. Hacía frío y a cada momento el cielo prometía lluvia, encima parado del lado de la calle, con autos pasando todo el tiempo, no fue difícil, que el trazo tiemble digo.

Y aquí el dibujo terminado. Terminé de aplicar el color negro bajo la lluvia.

Y se largó con todo. Dos horas después de haber empezado.

El talentoso historietista suizo Alex Baladi me protege de la lluvia para sacar una foto al cartel terminado.

La naturaleza intenta darme una lección de humildad. No lo logra, claro. Me encanta como queda todo corrido y chorreado.

A la nochecita, una última foto: los colores flúo brillan!

Brillan al menos por un rato, hasta que alguien le pegue encima un afiche con la foto de algún candidato invotable. Que las cosas no son para siempre, es siempre inquietante, porque es una forma de entender que nosotros, ni nuestros seres amados, somos para siempre. Que las emociones que hoy nos arrastran, quizás mañana solo nos empujen. Pero cuando se disfruta tanto el momento (el durante) el futuro eterno se revela como lo que es: mucha nada.

Un saludo a la gente que laburó con nosotros, a los colegas de enorme talento que salieron a pintar un feriado frío y lluvioso, que si eso no es amor al arte, al menos es una bella forma de demencia. Y a los que durante un segundo miraron los carteles y pensaron: y esto?
CALVI!