
Porque el tiburón no duerme,
apenas descansa, los ojos y la nariz abiertos,
cerca del fondo.
Descansa y espera.
Fluye junto con el agua y espera,
lo que sea que esté viniendo.
Y si hay suerte, y hay sangre en el agua,
los ojos ciegos y la nariz bien abierta entonces.
Por eso aquí,
un tiburón.
Dibujado una noche de domingo,
tras escuchar cantar tangos a Pablo Fayó,
(en Casa Rica los domingos a la noche, averigüen que vale la pena).
Con marcadores sobre un cuaderno berreta de esos amarillos.
Abrazo,
CALVI!